Esta reserva ocupa unas 500000 ha al noreste de Honduras. Incluye la cuenca del río Plátano y una gran parte de las cuencas de los ríos Guampu, Panluya y Sicre, constituyendo la mayor extensión de bosque tropical de Honduras.
Esta zona cuenta con una gran biodiversidad de ecosistemas, como los pantanos, manglares, bosques de pino, sabanas, bosques lluvioso tropical, y los bosques enanos de la reserva.
Algunos de las especies de árboles que se encuentran en la reserva son la balsa, ceiba, guayacán, caoba, santa maría, cedro y pino.
Los variados ecosistemas proveen hábitat a una rica y variada fauna. Se destacan animales como el caimán, jaguar, tapir, ocelote, mono araña, oso hormiguero gigante, pecarí, peces, tortugas. Más de 375 especies de aves habitan esta reserva, como guacamayos, garzas y patos. La biosfera contiene la mayor población de especies en peligro de extinción de toda Honduras.
Aparte de su riqueza biológica, esta reserva alberga numerosos sitios arqueológicos. Se han encontrado misteriosos petroglifos dibujados en grandes piedras, ubicadas en las riberas de los ríos. El pueblo de Las Cricutas del río Aner, situado en la zona sureste de la reserva, se cree es uno de los mayores y más importantes sitios arqueológicos de la biosfera. Se sabe muy poco acerca de este lugar y se desconoce la cultura que lo creó.
Además, la reserva es habitada por cuatro grupos indígenas: Garifunas, Misquitos, Pech y Sumo (tawakas).
Por su destacado papel en la conservación de la biogeografía y la cultura, y por su riqueza arqueológica, esta reserva fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 1980.
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